Cofradía El Descendimiento y Santo Cristo de la Buena Muerte

Cofradía El Descendimiento y Santo Cristo de la Buena Muerte

IGLESIA DE SAN MIGUEL Y SAN JULIÁN

San Miguel y San Julián
Iglesia de San Miguel y San Jualián

El origen del edificio, está en la fundación de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús en 1543, por los Padres jesuitas Pedro Fabro y Antonio de Araoz, que vienen desde Lisboa. Van a traer la devoción de San Antonio de Padua, poniendo la casa bajo su advocación.

La protagonista de la fundación de un patronazgo a favor de la Compañía va a ser la Condesa de Fuensaldaña, Dª Magdalena de Borja y de Oñez y de Loyola, que estaba emparentada con los Jesuitas. En su testamento dona todos sus bienes bajo la condición que pusieran como titular a su tío-abuelo Francisco de Borja si llega a ser canonizado, y así fue. Después compartió advocación con San Ignacio de Loyola. Esta fundación de patronazgo se efectuó en 1610.

La Iglesia y el Colegio de San Ignacio, mantuvieron una vida muy activa. Tenemos noticia que la botica se renovaba en el 1733, también se hizo un nuevo tabernáculo para el altar mayor en el 1765.

El Rey Carlos III, en el 1767 expulsa a la Compañía de Jesús del territorio español, quedando el edificio sin uso, pero conservando todo el rico patrimonio artístico. Va a ser en 1775 mediante la concesión de una Real Cédula, cuando se procede a la unificación de las parroquias de San Miguel y San Julián y Santa Basilisa, que poseían edificios ruinosos, trasladándose al edificio de los jesuitas, por eso el nombre de Real Iglesia Parroquial.

San Miguel 5

El templo, sigue los modelos jesuíticos, es de planta rectangular con capillas laterales que se comunican entre sí, presbiterio también rectangular y a ambos lados dos pequeñas estancias, una de ellas dedicada a Capilla Relicario.

Posiblemente los planos fueron realizados por Juan de Nantes. Se cubre con bóveda de cañón y arcos fajones, lunetos para ventanas termales; el crucero y las capillas tienen bóvedas vaídas. Todo el conjunto sujeto a una bella armonía, potenciándose la tensión hacia el altar mayor.

No hay duda respecto a sus modelos. Viene a repetir muchos de los elementos de la Colegiata de Villagarcía de Campos, que fue el verdadero modelo.

El edificio está construido con ladrillo y tapial, pero se reserva la piedra para capiteles, portada, encintados de placa, etc…

La fachada principal se dispone en dos cuerpos, aletones y frontón, siguiendo el modelo del arquitecto Viñola, está todo trazado con un sentido proporcional. La superficie se divide en espacios rectangulares, por medio de listeles, hay una gran armonía muy estudiada en tal división espacial, a la división en dos cuerpos, se opone el verticalismo proporcionado por el avance de la calle central, frente a las alas remetidas, que corresponden a los contrafuertes y capillas laterales.

La portada es de piedra y adintelada. Coronada por un frontón curvo y partido. Arranca de aquí la hornacina, donde antes estuvo la escultura de San Ignacio, y hoy se halla la de San Miguel Arcángel, que ocupara el nicho principal de la vieja parroquia de San Miguel. A los lados vemos dos escudos de los Condes de Fuensaldaña para que quede patente su patronazgo. Más arriba tenemos el escudo real de Carlos III, colocado en el 1775, para sustituir al JHS jesuítico. Sobre el frontón y esquinas de las alas, hay basamentos coronados con bolas de piedra, peculiar motivo ornamental postescurialense.

Existen distintas capillas y retablos que se detallan a continuación:

Al lado izquierdo: Capilla de San Siro; Capilla de San Antonio de Padua; Capilla Virgen de Loreto y Santa María Magdalena; Retablo de la Inmaculada

En el centro Retablo del Altar Mayor.

Al lado derecho: Capilla de la Virgen del Carmen; Capilla de la Inmaculada Concepción; Capilla de la Buena Muerte: en esta capilla nos detendremos, pues es la que da culto la Cofradía. Sigue por la derecha el Retablo de la Virgen del Rosario y Retablo de San Ignacio de Loyola.

Capilla de la Buena Muerte

Capilla de la Buena Muerte


Se trata de un retablo barroco del siglo XVIII, con influencias de la escuela de retablos andaluza, concretamente granadina, los dos quebradísimos estípites son un claro indicio.

En la parte alta del retablo una Virgen de la Piedad, que vino en procesión el uno de mayo de 1738 desde Santa Ana hasta el Colegio de San Ignacio, y la colocaron en el retablo de la Buena Muerte, tal como lo relata Ventura Pérez en una crónica de la época. Ésta imagen es diferente en su estilo al resto del conjunto, se podría atribuir a Alejandro Carnicero, también a Pedro de Correas por los datos históricos.

En la parte central, una escena del Monte Calvario. Las esculturas son de varios artistas, nos detenemos en el Cristo crucificado«Cristo de la Buena Muerte» atribuído a Juan de Juni (s.XVI), está acompañado de San Juan el evangelista, la Virgen María y Santa María Magdalena abrazada a la cruz, según últimas investigaciones del profesor Don Jesús Urrea Fernández, son obra del escultor asturiano Juan Alonso Villabrille y Ron (s.XVIII).

En la parte baja podemos ver lo que se denomina un altar sepulcro, que tiene dos puertas con la representación de unos corazones, haciendo referencia a la devoción al Sagrado corazón de Jesús y al Sagrado corazón de María. En ése momento histórico, éstas puertas se abren para enseñarnos una escena: el Cristo Yacente una de las últimas obras de Gregorio Fernández (1630), es de cuerpo totalmente exento (de bulto redondo) y muy realista, detrás está la Virgen de la Amargura, también obra de este escultor asturiano.

A ambos lados bustos de Cristo y la Dolorosa del estilo del momento. Unos relieves que representan: Jesús camino del Calvario, la Flagelación, Cristo prediciendo su Pasión y los Improperios; en la parte alta el Descendimiento y la Elevación de la Cruz. Y rematando todo el conjunto con una aureola, en el centro un corazón.

NUESTRO PATRÓN BEATO PADRE BERNARDO FRANCISCO DE HOYOS


Se trata de un retablo barroco del siglo XVIII, con influencias de la escuela de retablos andaluza, concretamente granadina, los dos quebradísimos estípites son un claro indicio.

El Padre Hoyos, instauró la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Residió en la Casa Profesa de San Ignacio (actualmente Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián), fue el lugar donde se ordenó sacerdote, donde celebró su primera Eucaristía, donde murió y donde fue enterrado, según se relata en la página Web que se ha dedicado a este Beato, donde, ampliamente es reseñada su vida.
Con orgullo, podemos presumir de tener en nuestra venerada capilla de la BUENA MUERTE, de esta Iglesia de San Miguel y San Julián, una de las primeras representaciones del SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.